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21 de noviembre de 2010

Reseña del libro "Los cínicos no sirven para este oficio"

Ryszard Kapuściński

Anagrama, Barcelona, 2002

124 páginas

“Un periódico no puede permitirse carecer de la noticia que posee su rival directo. Así, todos ellos acaban observando no la vida real, sino la competencia.” Con críticas como esta, polémicas pero sin ausencia de sinceridad, Kapuściński intenta concienciar a los futuros periodistas de la dura realidad que azota esta profesión hoy en día.

El libro se divide en tres partes bien diferenciadas. En la primera, el periodista polaco responde a las preguntas de un público formado por jóvenes e inmaduros periodistas. En la segunda parte encontramos una entrevista a Ryszard llevada a cabo por Andrea Semplici, un periodista y fotógrafo notable en Italia. Y por último, en la tercera parte, se hace constancia del encuentro que tienen Kapuściński y el afamado escritor inglés John Berger, relatando el intercambio de opiniones e impresiones de ambas personalidades.

África y los países menos desarrollados han sido siempre el centro de la vida periodística de Kapuścińki, tal y como reitera constantemente. “Yo me he especializado en los países del Tercer Mundo, […] a los cuales he dedicado casi toda mi vida profesional.” Las condiciones pésimas y el peligro que siempre van relacionados con estos lugares ayudan a Ryszard a mostrar a los periodistas novatos las dificultades y los compromisos que comporta la profesión periodística. Habla constantemente de las independencias conseguidas mediante guerras civiles de las antiguas colonias europeas en el continente africano, guerras que él ha vivido en primera persona. “Hubo quien luchó con las armas para conquistarla [la independencia]: Argelia es el país donde la lucha fue más enconada y larga, pero también en otros muchos lugares fueron necesarias guerras sangrientas.”

Otro pilar imprescindible sobre el que se sostiene el libro es la manipulación que sufren hoy en día los medios de comunicación para crear una opinión determinada e interesada entre los lectores. “Los medios de comunicación son los más manipulados porque son instrumentos para determinar la opinión pública, dependiendo de quién los gestione.” La omisión de noticias y la censura son unos de los problemas más importantes que nos presenta Kapuściński en sus respuestas al público joven, ya que dicha manipulación de la información crea un “mundo propio y alejado de la realidad”. Los intereses ideológicos y políticos son, para Kapuściński, “los elementos que convierten la información en manipulación”.

El lector puede encontrar también, a parte de críticas, grandes definiciones sobre todo lo esencial del periodismo. Entre estos elementos, Kapuściński hace una excelente reflexión sobre las fuentes periodísticas. “Las fuentes son variadas. En la práctica hay tres tipos. La principal son los otros, la gente. La segunda son los documentos, los libros, los artículos sobre el tema. La tercera es el mundo que nos rodea, en el que estamos inmersos.” Vemos como Ryszard da vital importancia a la gente y la sitúa como fuente más importante, pero critica negativamente el hecho de “escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un tramo de la vida”, es decir, respaldarnos en gente con la que solo compartimos el momento necesario para elaborar la información y luego “no volvemos a verla jamás”.

Como ya se ha dicho anteriormente, Kapuściński ha basado su carrera profesional en África y los países menos desarrollados. Este hecho se constata en la segunda parte del libro, es su entrevista con Andrea Semplici, en la que se puede contemplar la dilatada experiencia del periodista polaco en estos lugares tan poco atractivos para un periodista común. Kapuściński se ayuda de hechos concretos de la historia del siglo XX de la historia de África que él mismo vivió, como la dictadura de Haile Selassie (sobre el que escribió una biografía), el asesinato de Patrice Lumumba a manos del los belgas o la cumbre por la unidad africana de Addis Abeba. Esto no quiere decir que Kapuściński defienda a capa y espada la búsqueda de la independencia de las colonias africanas, sino que también la critica por el hecho de conseguirla en ocasiones mediante corrupción.

Los cínicos no sirven para este oficio es una guía esencial para los periodistas del futuro, en la que se muestra la crudeza y la pura realidad de la profesión hoy en día con la finalidad de preparar a los jóvenes comunicadores para hacer que el periodismo del futuro sea, cuanto menos, mejor.

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